Rematamos la chimenea de leña en la passive house y realizan las pruebas de hermeticidad para ver los resultados. En este artículo os explicamos el proceso.

Primero hemos tenido que aislar todos los puntos críticos. El objetivo es conseguir que no se filtre nada de aire. El trabajo en este tipo de casas es totalmente distinto al de una vivienda «normal».

Llega el momento de realizar las pruebas para ver si cumple los estándares de una passive house. Para eso, se cierran todas las puertas y ventanas, se coloca un ventilador y comienza el análisis (test de Blower door).

El ventilador está conectado a un ordenador que va registrando los datos. Entonces, primero la vivienda se pone en depresión (el ventilador extrae aire de la misma) y después es sometida a presión (se mete aire en la misma).

El objetivo de la prueba es constatar que en ambos caso las renovaciones por hora se encuentran por debajo de 0.60 a una presión de 50 pascales. Si los valores están por encima, comienza el trabajo de detectives: encontrar las filtraciones y aislarlas.

Es un trabajo de mucha paciencia pues a veces no es fácil dar con el lugar. Es cierto que la chimenea es un punto crítico, pues aunque se aísle bien el oxígeno para la combustión se toma del exterior y algo siempre filtra. De hecho, como los resultados no eran los necesarios para certificar, tuvimos que cubrirla con plásticos para descartar ese punto.

En las fotos vemos el uso del humo para buscar posibles fugas. La mano, incluso el incienso sirven para encontrar las filtraciones.

Hay que decir que en este tipo de viviendas se utilizan ventanas de triple cristal. En este caso la instalación ha sido realizada por Ezenarro Lehioak; y ha tenido que ser todo un reto a juzgar por el tamaño de las mismas.

Hasta aquí nuestra primera experiencia en el mundo de las «passivhaus». Si os habéis quedado con las ganas de investigar más sobre el tema, os recomiendo que visitéis la página web http://www.arkimo.es/ 

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